Inmunoterapia contra el cáncer: tan eficaz en adultos mayores de 75 años como en jóvenes

Un estudio reciente publicado en Nature Communications ha traído buenas noticias para millones de pacientes en todo el mundo: la inmunoterapia es tan efectiva en adultos mayores como en personas más jóvenes. Este hallazgo es especialmente relevante si se considera que, hasta ahora, muchas terapias oncológicas estaban diseñadas —o al menos evaluadas— principalmente en pacientes menores de 65 años, dejando fuera a una parte significativa de la población más vulnerable al cáncer.
Con esta nueva evidencia científica, se reabre el debate sobre cómo deben diseñarse los ensayos clínicos, las políticas sanitarias y la práctica médica, en una era en la que el envejecimiento global es ya una realidad insoslayable.
¿Qué es la inmunoterapia y cómo funciona?
A diferencia de la quimioterapia o la radioterapia, que atacan directamente a las células tumorales, la inmunoterapia estimula el sistema inmunológico del propio paciente para que reconozca y destruya el cáncer. Uno de los enfoques más utilizados en los últimos años son los inhibidores de puntos de control inmunológicos (como los bloqueadores de PD-1 o PD-L1), que actúan eliminando los frenos naturales del sistema inmune que los tumores suelen aprovechar para ocultarse.
Estos tratamientos han demostrado una eficacia revolucionaria en tipos de cáncer como el melanoma, el cáncer de pulmón, el de vejiga o el renal. Sin embargo, su uso en adultos mayores ha sido históricamente limitado, debido a preocupaciones sobre la tolerancia, la fragilidad y la presencia de enfermedades concomitantes.
¿Qué revela el nuevo estudio?
El estudio publicado en Nature Communications analizó datos de múltiples ensayos clínicos e incluyó a más de 2.000 pacientes oncológicos, divididos en distintos grupos de edad, incluyendo una cohorte significativa de personas mayores de 75 años.
Los resultados fueron contundentes:
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La tasa de respuesta objetiva a la inmunoterapia fue similar entre jóvenes y mayores.
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La supervivencia global no mostró diferencias estadísticamente significativas por edad.
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Los efectos secundarios, si bien a veces distintos en presentación, no fueron más graves en adultos mayores.
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La calidad de vida post-tratamiento fue comparable en ambos grupos.
Esto implica que, si bien cada paciente debe evaluarse individualmente, la edad cronológica por sí sola no debería ser un factor excluyente para recibir inmunoterapia.
Implicaciones para la medicina clínica
Este hallazgo obliga a repensar muchos de los supuestos que rigen la oncología moderna. Según la OMS, más del 60 % de los nuevos diagnósticos de cáncer ocurren en personas mayores de 65 años. Y sin embargo, menos del 25 % de los ensayos clínicos oncológicos incluyen participantes de esa franja etaria.
Este desequilibrio ha generado una brecha de información que ahora comienza a cerrarse. Con estudios como este, se refuerza la necesidad de una medicina personalizada, inclusiva y basada en evidencia actualizada, no en prejuicios históricos.
Además, abre la puerta para que hospitales, aseguradoras y sistemas públicos de salud revisen sus guías clínicas, protocolos y políticas de acceso, garantizando que los adultos mayores reciban las mejores opciones terapéuticas disponibles.
Testimonios e impacto humano
Uno de los aspectos más valiosos de este estudio es su impacto en la vida real de las personas. Muchos adultos mayores —por temor o por indicaciones médicas conservadoras— optaban por no tratarse o aceptar terapias menos agresivas, aun sabiendo que su pronóstico empeoraría.
Ahora, con esta nueva evidencia, esos pacientes pueden tener una segunda oportunidad terapéutica, con la tranquilidad de saber que sus cuerpos pueden responder igual de bien que los de pacientes más jóvenes.
Clínicos, oncólogos y geriatras de distintas partes del mundo ya están revisando sus prácticas. Como expresó la doctora Anjali Desai, oncóloga en el Hospital Mount Sinai de Nueva York:
“Este estudio confirma lo que muchos sospechábamos: no se trata de cuántos años tiene un paciente, sino de cómo está su salud en general. La inmunoterapia puede ser una opción viable, efectiva y digna para nuestros mayores”.
Conclusión
En un mundo que envejece rápidamente, la medicina no puede seguir ignorando a los adultos mayores. Este estudio marca un punto de inflexión en la oncología moderna, al confirmar que la inmunoterapia puede ofrecer a las personas mayores esperanza real y calidad de vida, sin que la edad sea un límite injusto.
La ciencia, una vez más, demuestra que los paradigmas deben revisarse, y que el futuro de la salud no es solo curar, sino también incluir, comprender y acompañar a cada paciente en su totalidad.
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