OpenAI y Oracle sellan un acuerdo histórico de USD 30 000 millones: el poder de la IA necesita más músculo

La carrera por liderar la inteligencia artificial generativa oracle lo sabe por eso no solo se libra en los algoritmos, sino también en el poder de cómputo. En una jugada monumental, OpenAI ha firmado un acuerdo con Oracle valorado en 30 000 millones de dólares, con el objetivo de asegurar el acceso a infraestructura crítica para sus futuros modelos de IA. Este acuerdo implica el uso de hasta 4,5 gigavatios de capacidad energética para centros de datos distribuidos en EE. UU., lo que lo convierte en una de las mayores inversiones en la historia de la computación en la nube.
Detrás de esta cifra astronómica hay una verdad simple: la IA moderna necesita cantidades descomunales de energía y procesamiento. Y en ese escenario, Oracle se posiciona como un socio clave para sostener las ambiciones tecnológicas de Sam Altman y compañía.
Stargate: la megainfraestructura detrás del acuerdo
Este movimiento se alinea con el proyecto interno de OpenAI conocido como “Stargate”, una infraestructura de próxima generación diseñada para alojar modelos de gran escala como GPT-5, GPT-6 y más allá. La intención no es solo entrenar modelos más potentes, sino también reducir la latencia, aumentar la disponibilidad y asegurar mayor independencia tecnológica.
Oracle será el proveedor de los centros de datos que alojarán parte de este ecosistema. No se trata de un simple alquiler de servidores: es un compromiso de largo plazo que implica infraestructura energética dedicada, redes de alta velocidad, sistemas de enfriamiento avanzados y redundancia a gran escala.
Este tipo de acuerdos son raros y estratégicamente sensibles. En la práctica, significa que OpenAI deja de depender exclusivamente de Microsoft Azure, su socio principal hasta ahora, y diversifica sus opciones en un contexto de alta demanda y tensiones geopolíticas.
¿Por qué Oracle?
Aunque Oracle no suele figurar entre los gigantes más mediáticos del cloud (como Amazon Web Services o Google Cloud), en los últimos años ha construido una reputación sólida en sectores sensibles como defensa, salud y finanzas. Su capacidad para operar centros de datos hiperpersonalizados, así como su red de distribución global, la convierten en una opción confiable para cargas de trabajo críticas.
Además, Oracle ha invertido fuertemente en centros de datos sostenibles, un factor clave si consideramos que entrenar un solo modelo de IA puede consumir tanta electricidad como cientos de hogares durante meses.
Larry Ellison, presidente de Oracle, afirmó que este acuerdo representa “una nueva era para la computación en la nube”, y que su compañía está lista para “impulsar el desarrollo de las inteligencias artificiales más avanzadas del mundo”.
El trasfondo: la guerra invisible por el cómputo
Más allá del titular millonario, lo que está en juego aquí es el dominio del espacio físico y energético necesario para la IA. Con la explosión de los modelos generativos, el cuello de botella ya no es solo el talento o los datos, sino el hardware, la electricidad y la infraestructura logística.
Sam Altman lo dejó claro en múltiples entrevistas: OpenAI necesita cada vez más GPU, centros de datos optimizados y líneas eléctricas exclusivas para mantener el ritmo de avance. Este acuerdo con Oracle es, en muchos sentidos, una jugada geoestratégica, tanto como tecnológica.
En este contexto, las empresas que logren asegurar y escalar rápidamente su infraestructura se consolidarán como los jugadores dominantes. Y OpenAI, con este paso, deja claro que no piensa quedarse atrás.
Un nuevo mapa tecnológico
Este acuerdo es también una señal para el resto del ecosistema: la computación en la nube entra en una nueva fase, donde no solo importa la flexibilidad, sino también la escala, la velocidad de despliegue y la integración vertical con IA.
Oracle, tradicionalmente percibida como un actor más conservador, se convierte ahora en un aliado de vanguardia. Y OpenAI da un paso hacia adelante en su ambición de liderar no solo la investigación, sino también la producción y distribución global de inteligencia artificial.
Conclusión
El acuerdo de USD 30 000 M entre OpenAI y Oracle no es solo un contrato comercial. Es una apuesta por el futuro de la IA como infraestructura crítica de la humanidad. En un mundo donde los modelos generativos requieren más energía que nunca, y donde el acceso al cómputo se vuelve un recurso estratégico, esta alianza puede redefinir el mapa del poder digital en la próxima década.
OpenAI no solo construye algoritmos. Ahora, también construye los cimientos físicos —y energéticos— del futuro.
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